La
controvertida Edad Media
Apuntes de Hontanar por Luis Quintana
Tejera
La E. M. comprende aproximadamente
diez siglos y como época histórica alberga a la Iglesia Romana que hizo y
deshizo a su antojo en todos los aspectos imaginables: social, económico,
político, personal. Aunque es difícil determinar los períodos que comprenden
estas lejanas épocas, es factible reconocer que la E. M. inició en el siglo V
con dos posibles acontecimientos:
1. La división del Imperio
Romano por Teodosio en el 395[1].
2. La caída de Roma en poder
de los bárbaros en el 476. Desde fines del siglo IV las olas de invasores
germanos asuelan Europa y llegan a destruir por completo el agonizante Imperio
romano. En el 476 cae Roma en poder del rey de los hérulos: Odoacro.
A su vez, esta etapa concluye en
el siglo XV con la caída de Bizancio o Constantinopla en poder de los turcos
otomanos; esto ocurre en 1453 aproximadamente.
La E. M. fue considerada durante
muchos años como una época de crueldad, de atraso, de oscurantismo y de
regresión. El Renacimiento, sin duda por su proximidad y por su espíritu de
reacción contra ella, se caracterizó por la total incomprensión de lo medieval,
posición ésta que dominó durante los siglos XVII y XVIII principalmente y que,
por desgracia, a veces tiende a reaparecer en nuestro complicado y moderno
siglo XXI.
El Romanticismo significó un
retorno a la E. M. , pero llevó a cabo una falsa valoración, pues no vio en
ella otra cosa que una época de misterios y de hazañas caballerescas, sobre la
cual la imaginación podía desenvolverse libremente y de la cual se extraerían
motivos para la expresión de los sentimientos.
Muchos estudiosos, aunque no
todos, han realizado en el siglo XX una valoración científica y medianamente
objetiva de la E. M. Entre ellos, destacan Ernst Robert Curtius y su
continuador Peter Dronke.[2]
A la luz de estos estudios, se la considera como una de las épocas más ricas y
fecundas de la historia, admirable por la profundidad de su filosofía, por la
visión armónica y sistemática de la vida y por la belleza estética de sus
producciones artísticas y literarias.
Complementariamente, la
concepción medieval de la existencia humana se halla animada por dos grandes
ejes: la fe cristiana y el sentimiento del honor. Religión y heroísmo
constituyen las bases de este pensamiento que tendrá muchos elementos en los
que falta la verdadera realización del individuo.
1. Religiosidad.
Durante la E. M. Europa
constituye una unidad religiosa en donde lo político y lo cultural se integran
plenamente. No se excluyen, por supuesto, elementos hostiles o antagónicos,
pero éstos son impotentes para destruirla. Toda la cultura está inspirada en la
religión católica. La filosofía, el arte y la ciencia medievales descansan
sobre la teología y están a su servicio. La vida terrenal se considera sólo
como un camino que conduce a la vida eterna. Esa unidad religiosa se proyecta
en el plano político en el cual se aspira a concretar una especie de Imperio
Universal como el que busca Dante a través de su obra De Monarchia. A su vez, la unidad está favorecida por el empleo de
una lengua común: el latín, única lengua de la filosofía, la teología y la
ciencia. Posteriormente coexistirán la literatura escrita en latín con la que
se escribe en lengua romance.
La Escolástica es la filosofía característica de la E. M. y ésta es
el resultado de la adaptación del pensamiento aristotélico a la concepción
cristiana. Dentro de La Escolástica
destaca el Tomismo, cuyo principal
representante —Tomás de Aquino— florece en el siglo XIII y en quien el
pensamiento de Dante hunde sus raíces.
2. Sentido heroico y caballeresco.
Después de la destrucción
del Imperio de Carlomagno (siglo IX), en la época de los primeros tiempos del
feudalismo, predomina el ideal épico y guerrero. La vida es dura, áspera,
austera. La poesía de los cantares de gesta
corresponde a este momento. Posteriormente, junto al espíritu heroico y
guerrero surge el sentimiento cortesano y caballeresco que se refleja en la
poesía de los trovadores.
Algunos caracteres literarios
1. Espontánea naturalidad. La
literatura medieval se caracteriza por haberse formado sin tener en cuenta los
modelos de la literatura greco-romana. Si bien Grecia y, sobre todo Roma,
estaban muy cerca del pensamiento medieval, éstos —al menos al principio—
prefirieron ignorarlos e intentaron ofrecer un modelo artístico diferente al de
los clásicos; lo lograron parcialmente, porque finalmente concluyeron abrazando
la causa clásica. Por esto no podemos afiliarnos a la afirmación de que los
medievales desconocieron a los antiguos. Si bien es cierto que en general no se
leía a los griegos —Aristóteles es la excepción— en cambio Cicerón, Virgilio,
Horacio fueron traducidos e imitados durante el Medioevo. Por lo tanto, las
obras latinas eran valoradas y estudiadas de acuerdo con la concepción
cristiana. Teniendo en cuenta este aspecto, se estableció una selección: se
prefirió a Virgilio en lugar de Homero y se despreció a Lucrecio, porque su
concepción filosófica materialista no podía armonizar con la medieval.
2. Tendencia moralizadora y
satírica. Derivado de su carácter religioso, la literatura medieval persigue un
fin didáctico y moralizador, lo cual le resta —al menos en parte— el desarrollo
artístico que mereció tener.
3. Lentitud del proceso de
transformación. A diferencia del impulso renovador del Renacimiento y de la
celeridad con que se suceden las tendencias literarias contemporáneas, la E. M.
se caracteriza por la lentitud de su proceso de transformación. Existe una
relativa inmovilidad o fijeza de los géneros literarios, aún cuando no debe
exagerarse ese carácter. Hacer las cosas con tiempo puede representar un modo
de actuar lento, pero ello no implica que los logros alcanzados fueran
relativos o malos. No hay que olvidar que la E. M. es una época fecunda que
contiene y desarrolla el germen del Renacimiento y no se la puede pensar como
la metafórica “noche del mundo” como llegaron a decir algunos pensadores
renacentistas y lo repitieron otros ignorantes contemporáneos.
4. Uniformidad. Afirma
Brunetière[3]
que existe una asombrosa similitud entre las producciones literarias medievales
de los diversos países europeos; pero esta similitud no debe exagerarse
tampoco. Por ejemplo, el Cantar de los
Nibelungos se diferencia de La
Canción de Roldán por la mayor aportación mítico mágica que no destaca
tanto en el segundo.
5. Impersonalidad. La falta
de significación local y de significación individual le hace pensar al mismo
Brunetière en este carácter de impersonalidad.
Recapitulación de
conceptos
La
cosmovisión medieval
1. Carácter teocéntrico sin
descuidar la condición antropocéntrica que tímidamente comienza a perfilarse.
1.a. La fe en Dios constituye el elemento central del
ordenamiento del mundo.
1.b. En este contexto, el mundo terrenal, humano y concreto
adquieren su verdadero significado a través de la fe y no de otro modo.
1. c. Sin aceptar la existencia de Dios nada tiene sentido.
1.d. Pero en este marco está también el hombre que sufre y
padece y de quien no es posible olvidarse tan fácilmente.
Desarrollo del
conocimiento
1. Al fusionarse el
pensamiento cristiano con el pensamiento clásico —primero Aristóteles y después
Platón— se avanza mucho en el marco del conocimiento.
2. Aristóteles impacta por
sus teorías en torno a la existencia de Dios y por ello se le toma en cuenta de
modo particular.
3. La vinculación del
cristianismo con la tradición mitológica platónica tiene mucho que ver con el
mundo de las ideas y las propuestas de este filósofo al respecto.
4. Como consecuencia de lo
anterior, el Medioevo se convirtió en la cuna del pensamiento científico
moderno.
La fe en Dios como el
fundamento y condición del conocimiento.
1. La razón queda subordinada
a la fe con toda la carga subjetiva que ello implica.
2. El estado de auténtica
sabiduría se alcanza en la medida en que el hombre no renuncie a su fe y esté
en condiciones de enmendar sus errores si es que esto sucediera. El ejemplo
está en el canto I de La Comedia de
Dante en donde el personaje debe optar por continuar en la selva obscura o
salir de ella para buscar la luz de la fe.
3. Intento de probar la
existencia de Dios, al mismo tiempo que se pretende demostrar lo absurdo que es
afirmar que Dios no existe.
4. La teología cristiana
asume las categorías aristotélicas como su base explicativa; y esto lo hace en
dos vertientes: la primera, queda establecido que los movimientos del universo
apuntan hacia Dios a través de la realización de la naturaleza —Deus ex
machina— ; la segunda, se asimila la lógica aristotélica del silogismo.
5. Por lo anterior, la fe, el
pensamiento teológico, la razón y la autoridad de la iglesia marchan juntos en
un universo más controvertido y casual que nuestro propio siglo XXI.
OBSERVACIÓN:
1. EL PASO DEL MEDIOEVO AL RENACIMIENTO CONSTITUYE UNA
TRANSICIÓN IMPORTANTE Y NO PODEMOS AFILIARNOS A LA TESIS DE QUE LA EDAD MEDIA Y
EL RENACIMIENTO SE REALIZAN MEDIANTE LA RUPTURA. NO HAY RUPTURA, HAY
ENCADENAMIENTO Y SECUENCIA.
2. EL PERÍODO HISTÓRICO QUE SIGUE AL MEDIOEVO SE LE DENOMINÓ
TRADICIONALMENTE ÉPOCA MODERNA Y ESTA ÉPOCA REPRESENTA UN PASO IMPORTANTE EN LA
EVOLUCIÓN DE LA HUMANIDAD.
3. LA ÉPOCA MODERNA CONCLUYE CON LA ILUSTRACIÓN —SIGLO XVIII— EN
DONDE LA RAZÓN SE CONSTITUYE COMO LA ÚNICA FUERZA QUE DOMINA AL UNIVERSO Y LA
FE, LA RELIGIÓN QUEDAN POSTERGADAS.
La Época Moderna y/o Renacimiento
1.
Está constituida por un eje fundamental que se desplaza del Dios creador al hombre y que constituye
la base del denominado Antropocentrismo.
Al igual que en la Edad Media no se podía hablar de un exclusivo Teocentrismo, en el Renacimiento no se
manifiesta aislada el espíritu antropocéntrico, sino que convive y se
desarrolla junto al teocentrismo. El hombre “moderno” cree en Dios y le rinde
culto, pero intensifica su búsqueda del hombre tratando de rescatar sus
derechos y de respetar sus aspiraciones.
Causas del pasaje del Medioevo
a lo Moderno
1.
Crisis de autoridad que sufrió la Iglesia.
2.
Consecuencia de la puesta en duda de los dogmas de la fe que
representa el movimiento de la Reforma.
3.
El pensamiento moderno desarrolla una concepción del
conocimiento totalmente diferente. No participan en esta nueva elaboración del
pensamiento autoridades que dicten qué se puede hacer y qué no.
4.
Se dará lugar a la sabiduría de la incertidumbre y de este
modo el hombre moderno conocerá y planteará todos los enfoques desde el ángulo
de la duda. Será éste un conocimiento escéptico y a la vez muy crítico.
5.
Este pensamiento se lleva a cabo en el marco de una
particular tolerancia y pluralismo.
OBSERVACIÓN:
TODO LO DICHO PARA LA
ÉPOCA MODERNA NO SE CUMPLE EN SU TOTALIDAD; SÓLO EXISTE LA DUDA QUE LLEVA AL
HOMBRE A PREGUNTARSE POR PROBLEMÁTICAS A LAS QUE ANTES LA IGLESIA Y SU ESQUEMA
REPRESIVO, NO LE HABÍAN PERMITIDO CONSIDERAR. EL RENACIMIENTO ES UNA BÚSQUEDA
LLENA DE CONFLICTOS Y QUE SE CUMPLE PARCIALMENTE EN LA MEDIDA EN QUE EL HOMBRE
CONTINÚA AMARRADO A ESQUEMAS DE ESE TRISTE PASADO MEDIEVAL.
[1] Flavio Teodosio,
Teodosio I o también en el seno católico como Teodosio el Grande
(Coca o Itálica, 11 de enero de 347 - Milán, 17 de enero de 395), fue un emperador de los
romanos desde agosto de 378, como Dominus Noster Flavius Theodosius Augustus,
hasta su muerte, deificado como Divus Theodosius. Promovido a la
dignidad imperial tras el desastre de
Adrianópolis, primero compartió el poder con Graciano y Valentiniano II. El 15 de mayo de 392, Teodosio reunió las porciones
oriental y occidental del Imperio, siendo el último emperador en gobernar todo
el mundo romano. Después de su muerte, las dos partes del Imperio se separaron
definitivamente.
Con respecto a su política religiosa, continuó con
la intolerable persecución a los paganos y tomó la trascendental decisión de hacer del cristianismo
niceno o catolicismo la religión oficial
del Imperio mediante el Edicto de Tesalónica
de 380. (De Wikipedia).
[2] E. R. Curtius (1955). Literatura europea y Edad Media latina, trad. de Margit Frenk y
Antonio Alatorre, México, F.C.E.
P. Dronke
(1981). La individualidad poética en la
Edad Media, trad. de Francisco Rico, Madrid, Alhambra.
[3] Crítico francés quien en Historia
de la literatura clásica francesa desarrolla este concepto.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario